Ushuaia (Canal Beagle, Argentina)

En octubre de 2011, puse proa hacia el fin del mundo. El objetivo era bucear en el Canal Beagle y enfrentar el desafío de pintar en sus gélidas y correntosas aguas.

Llegué junto con la temporada de vientos. El Canal Beagle resultó ser muy diferente a cualquier otro lugar en el que hubiera buceado antes. Esta vez, no era solo la incomodidad de los movimientos restringidos por el traje seco —que ciertamente la hubo, y mucha—, sino la temperatura lo que imponía un reto aún mayor. En Puerto Madryn, el agua alcanzaba los 12 grados, pero aquí era otra historia: el agua oscilaba entre 2 y 3 grados centígrados. Cuando el tiempo de inmersión superaba los veinte minutos, la hipotermia comenzaba su silencioso y peligroso avance. Necesitaba entre dos y tres días para recuperarme del agotamiento físico y normalizar la temperatura.

Mi estadía se prolongó hasta bien entrado noviembre. A pesar de las duras condiciones, logré crear siete obras. Este ha sido, sin duda, mi mayor logro técnico y artístico: pintar en las gélidas y correntosas aguas del Canal Beagle, rodeado de inmensos bosques de kelp.