Bonaire (Mar Caribe, Antillas Holandesas)

Noviembre de 2011. Después de cinco años de estudios y de resolver problemas que, aunque monumentales para mí, quizá sean insignificantes en la escala del universo, finalmente había llegado el momento de crear mi primera obra bajo el mar. Volamos hacia Bonaire, una isla en el corazón del Mar Caribe. La simplicidad de la operación de buceo, junto con las prístinas aguas cristalinas, ofrecían el escenario perfecto para este primer intento.

Mi experiencia como fotógrafo submarino me había enseñado que el mejor momento para pintar sería al mediodía, cuando los rayos del sol caen perpendiculares y la refracción de la luz se disipa, permitiendo una claridad casi perfecta. Todo ocurrió según lo planeado. En medio de paisajes de ensueño, rodeado de jardines de coral y con la inmensidad del océano como testigo, pinté once obras, mis primeras creaciones en el reino submarino.